Vamos a hablar de la IA conversacional. Sí, claro que he usado el Chat GPT, y otras herramientas similares, por la sencilla razón de aumentar mis conocimientos. Saber, aprender, entender, para tener un concepto claro acerca de su posible utilidad.
Como muchos sabemos, para poder opinar sobre algo hay que conocerlo antes.
El Chat GPT, y otras parecidas, es un sistema de chat basado en el modelo de lenguaje por Inteligencia Artificial, la “famosa” IA.
No voy a negar que las utilidades de estas herramientas pueden ser aprovechables en determinadas circunstancias, pero tratar de concebirlas como “el santo grial de la humanidad” como he escuchado a algún “gurú”, es de hecho un gran error.
A las pruebas me remito
Las pruebas que he realizado han sido variadas, con diferentes conceptos y fines. Los resultados, aún siendo también variables no han sido todo lo satisfactorio que prometían.
La explicación es clara, un algoritmo puede recopilar información y ofrecértela con determinada segmentación en función de las opciones que solicites.
También puede “aprender” de tus datos utilizados de forma reiterada para afinar en la información que necesitas.
Incluso utilizar las palabras claves (keywords) que se deben incluir en determinados temas.
Sin embargo, a la vista de las pruebas, transmitir la ironía, los sentimientos, las emociones, saber cómo llegar al corazón, al alma de las personas es otra historia.
Incluso en algunos artículos o publicaciones que quería elaborar de una forma muy determinada no fue capaz de redactarla como esperaba, tras darle todas las claves posibles.
Es más, en la mayoría de mis artículos solo pude aprovechar apenas un 20% como mucho para una elaboración de calidad.
La Libertad en juego
Otro aspecto a tener muy en cuenta es quién o quiénes están detrás de estas herramientas, y con qué intenciones.
Los algoritmos que fundamentan la IA están diseñados por personas. Y esa programación puede estar elaborada hacia una determinada orientación.
Hay que empezar cargando a la IA de datos, información, etc., para que sus algoritmos tengan una base con la que trabajar, y a la vez orientarla indicándole lo bueno, lo malo, lo aceptable, lo rechazable, etc.
Así pues, traté de que me indicara determinada información ofreciendo datos de todo tipo. Al principio muy básicos, Einstein, Hitler, Marie Curie, Stalin, etc.
Luego, lo fui complicando con conceptos, ideas, pensamientos, filosofía e incluso ideologías.
Lo sorprendente fue que ante determinada información rehuía entrar de lleno, y sin embargo en otras ofrecía todo tipo de datos.
Ahí está el origen de la manipulación de la herramienta, cuando pierde la objetividad para tratar de llevarte a determinadas opciones, del signo que sea.
Utilizar nuestra inteligencia
La IA hay que tratarla como lo que es, una herramienta con todas sus cosas buenas y también las malas, aprovechando lo que ayude en nuestro quehacer diario y controlando su funcionamiento.
No se puede uno creer todo lo que indican las herramientas basadas en IA, para eso está la inteligencia de verdad, la nuestra, la suya, para razonar acerca de la información y nunca dar por sentado que tal o cual dato, o concepto, es cierto al 100%.
En la época donde la información es más accesible al ser humano que nunca, nos corresponde elevar el nivel de la crítica y el razonamiento para poder buscar, comparar, investigar, dar con la verdad y no con la que nos quieren hacer creer.
Para permanecer libres e independientes es básico primero tener la formación adecuada y después saber dónde buscar la información, porque también estamos en la época del fake news, la mentira impera por doquier, es necesario no creerse ninguna noticia por defecto, y bucear constantemente para encontrar la verdad entre toda la desinformación que recibimos en cada momento.